Preparando el turismo “después del COVID-19”

el turismo después del COVID-19"

Ante todo, espero que os encontréis bien. Cuando escribí mi último artículo hace dos semanas, estábamos terminando de cerrar nuestros hoteles de todo el mundo. La situación, como sabéis, continúa siendo extraordinariamente difícil para las empresas turísticas, afectadas por la paralización de prácticamente el 100% de su actividad, y vislumbrando una curva de recuperación mucho más prolongada que el resto de sectores. La práctica totalidad de nuestros hoteles permanecen todavía cerrados, a excepción de los hoteles de China que han comenzado ya a reabrir, y de algunos más que permanecen operativos en la región de Asia-Pacífico, en países que han gestionado y controlado la pandemia de manera excelente, como Vietnam, que con una población de más de 90 millones, registra actualmente tan solo unos 50 contagios.

De esta obligada paralización cabe excluir también, por supuesto, la admirable actividad que algunos de nuestros establecimientos de España y resto de Europa están desarrollando como hospitales de emergencia y residencias de apoyo para los colectivos que luchan, heroicamente, contra el coronavirus. Una oportunidad para contribuir a su esfuerzo, demostrando que el sector de la hospitalidad, que tanto hace para unir a los pueblos y a las personas, sabe también reinventarse cuando es necesario, en clave de solidaridad. En esta línea quiero también agradecer la espectacular acogida que ha tenido nuestra acción “noches por tus días”, por la que ofrecemos 10.000 estancias de dos noches gratuitas en nuestros hoteles de todo el mundo, a los colectivos sanitarios que luchan en primera línea, en muestra del mínimo agradecimiento por su entrega y sus desvelos.

Hoy quiero transmitiros que aunque seguimos aparentemente en hibernación, las empresas como #Meliá Hotels International estamos aprovechando este tiempo para” resetearnos”, y revisar nuestros sistemas y procesos para adaptarnos a lo que vendrá tras esta crisis, y mantener nuestra competitividad en un entorno que, estamos seguros, será aún más complejo y volátil que el que dejamos atrás, el pre-COVID.

Un futuro diferente, y más responsable

Y es que en Meliá no hemos dejado ni un solo día durante esta crisis, de trabajar para minimizar sus impactos en el corto plazo, pero manteniendo también la mirada puesta en el futuro, en el día después.

Nuestro Comité de Dirección, con el ritmo más frenético que recordamos, revisa diariamente los parámetros y palancas claves para la gestión del impacto de la COVID-19, que se ha convertido ya en la “madre de todas las crisis” padecidas desde la última guerra mundial por nuestra sociedad, y que cursa con una casi total ausencia de visibilidad. A partir de esta estrecha supervisión, tomamos las decisiones que mejor puedan conducirnos a resistir los meses de fuerte afectación en el turismo, y a resurgir mejores y más fuertes, cuando todo esto pase.

Puedo deciros que en estas decisiones hay siempre una premisa fundamental: poner a nuestros stakeholders (los que siempre han confiado en nosotros) en el centro, y muy especialmente, cuidar y apoyar a nuestros empleados, transmitiéndoles toda la certeza y confianza que podemos, en un momento de enorme incertidumbre para todos. Esto es lo que me quita el sueño, porque se trata de personas, y porque la peor factura que esta crisis podría dejarnos es la pérdida del talento, y del compromiso demostrado, por nuestro sensacional equipo humano.

A diferencia de unas semanas atrás, hoy nuestras conversaciones ya no se centran en cerrar los hoteles, sino en cuándo y cómo podremos proceder a su reapertura. Hemos diseñado y estamos implementando ya los protocolos de operaciones post-COVID que habrán de garantizar la seguridad de nuestros colaboradores y clientes, y afrontamos el complejo, pero ilusionante, proceso de poner nuevamente en marcha la inmensa maquinaria de la industria turística. Como en nuestros hoteles en China, un país que nos lleva unas semanas de ventaja, donde ya han comenzado a abrir sus puertas en el mes de abril, y la clientela, -de momento exclusivamente nacional- comienza a llegar.

Somos conscientes de que deberemos implementar materiales y prácticas de protección para nuestros colaboradores, dinámicas respetuosas con el distanciamiento social, y hasta incluso una revisión integral de muchos de nuestros procesos en los hoteles. Los conceptos “Viaje seguro” o “establecimiento COVID-Free” han venido para quedarse en la mente de nuestros colaboradores y clientes durante unos cuantos años, y debemos estar preparados para atender la nueva exigencia de un viajero que será sin duda más consciente, exigente y responsable.

Por nosotros no quedará; los hoteles y el resto de compañías turísticas de nuestro país estaremos preparados para reabrir nuestras puertas, con las máximas garantías de seguridad, en cuanto se levante el confinamiento.

El papel de los Gobiernos

El turismo ha sido el primer sector afectado, y será el que tarde más en recuperarse. La Unión Europea, entendiendo la magnitud de este impacto, ha movido ficha, y el Comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha reclamado una cumbre específica sobre el turismo, así como que se destinen a la reforma y recuperación de esta industria el 20 o el 25% de los fondos del llamado “Plan Marshall” europeo frente a la COVID-19. Y es que la reactivación de los viajes dependerá, ante todo. de la gestión que realicen los gobiernos para que los destinos podamos ofrecer la necesaria confianza sanitaria.

Junto al apoyo supranacional, esperamos que los distintos gobiernos, conocedores de la importancia de nuestro sector para reactivar la economía y el empleo, reaccionen decididamente, para salvar a los millones de empleos que dependen de las empresas turísticas, porque, ¿cuántas empresas podrían resistir un escenario de 9 meses, o más, con CERO ingresos? Es evidente que más que nunca, este proceso debe estar fundamentado en la colaboración público-privada.

El turismo debe resistir: debemos hacerlo por la marca España, por nuestro liderazgo turístico, y por su impacto social y económico en nuestro país y en todos los países en los que las empresas turísticas españolas estamos presentes; debemos hacerlo también por el papel tractor que sin duda tendrá el turismo para la recuperación de otros muchos sectores; y por seguir ofreciendo confianza y experiencias inolvidables a nuestros clientes fidelizados, nuestros partners, proveedores, inversores, y todos aquellos que han confiado en nosotros.

Y por encima de todo, se lo debemos a los cientos de miles de trabajadores  de nuestro sector que hoy, en muchos casos desde su inclusión en un ERTE o procedimiento similar,  confían en que salgamos adelante.

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